miércoles, 14 de abril de 2010

Un día movidito ( Carlos Ruiz )

Hace frío. Un viento helado corre por las calles solitarias.

Pone una de las manos en el bolsillo de la campera y pedalea rápido mientras fuerza la mirada tratando de esquivar los pozos de la calle.

-¿Cuando mierda van a poner una buena luz en las calles del barrio?

Quería llegar lo más rápido posible, era más de la media noche y en todo el día no había visto a sus hijos por que había salido muy temprano.

El día había estado movidito, pero todo había salido bien.

Llegó hasta el portoncito de entrada y cuando lo empujó, este se cayó hacia uno de los costados.

-Portón de mierda, si no fuera tan tarde y todos estuvieran durmiendo te cago a patadas.

Si el fin de semana no hago adicional en la cancha lo voy a arreglar, pensó, sabiendo que eso mismo ya lo había dicho otras veces.

Metió la llave en la cerradura y abrió lentamente la puerta tratando de hacer el menor ruido posible.

Adentro hacía casi tanto frío como afuera y al encender la luz vio que las paredes de la cocina estaban medio brillantes por la humedad.

Acomodó la bicicleta contra una de las paredes y luego cruzó la pequeña puerta que llevaba al dormitorio.

En realidad no había puerta, solo era una cortina que tapaba la abertura que separaba los dos ambientes.

Sin prender la luz y solo con la claridad que llegaba de la cocina, se acercó a la cama donde dormían Pedrito y Mario y les dio un beso en la frente, les acomodó el acolchado y luego se acercó a la cama matrimonial.

Norma entreabrió los ojos y esbozó una sonrisa cuando sintió sus labios sobre la frente.

-¿todo bien?

-Si, dormí. Como algo y me acuesto.

Volvió a la cocina y fue hasta la heladera a ver que le habían dejado, aunque por la altura del mes sabía que no debería tener muchas expectativas en cuanto al menú.

En una pequeña fuente había media tortilla de papas y un poco de pollo.

Pensó en calentarlo un poco pero le dio fiaca y lo puso directamente sobre la mesa.

-Bah, me lo como frío, total tengo más sueño que hambre.

Buscó unos cubiertos y se sentó a la mesa.

En ese momento se dio cuenta que no se había sentado en todo el día.

Primero estuvieron parados unas tres horas enfrente de la municipalidad y luego fue un ir y venir por todo el centro de la ciudad.

Comió lentamente y se comenzó a relajar.

Recién ahora le había comenzado a bajar la adrenalina y comenzaba a sentir algunos dolores en el cuerpo.

Mientras comía se sacó los borceguíes.

A pesar de que hacía frío, sintió un alivio en los pies.

Peor era en el verano pensó, porque usaban los mismos borceguíes y se le cocinaban los pies con el calor.

¿Quien habrá sido el hijo de puta que diseñó estos botocos todos cerrados que en el verano nos llenan las patas de hongos?

De todas maneras tener estos botocos tiene sus ventajas, pensó mientras se sonreía.

-Jejeje, que patada le di en el orto a ese guachito cuando se trastabilló tratando de escapar.

-Ese ahora debe estar peor, seguro que no se debe poder ni sentar.Le arremangué las hemorroides de un patadón al infeliz.

Fue hasta la heladera y sacó la cajita de vino tinto, todavía le que quedaba un poco.

-Seguro que hoy no vino mi suegro, si no el viejo pelotudo se lo hubiera terminado.

-¡¡como chupa ese viejo!!

Llenó el vaso y se tomó un trago lentamente.

Suspiró mientras miraba la mancha de humedad que dibujaba un raro contorno en el cielorraso.

-La puta, ojalá me toque una casa cuando entreguen esas viviendas que están haciendo del otro lado del canalito.

Aunque últimamente estaba medio desilusionado, por que en las dos entregas anteriores ni figuró en el listado.

A que a esa vieja cornuda que lo escupió ya le dieron una casa.

-Muchachos, vengan de este lado, que ustedes también son trabajadores y también son el pueblo y sufren igual que nosotros las barbaridades que hace este gobierno, decía la vieja.

-Anda a cagar vieja zurda de mierda, en cuanto avances medio metro más te cago un palo en medio de las costillas, murmuró por la bajo.

La huelga ya llevaba casi un mes, y por culpa de estos zurdos de mierda estaban recontra recargados.

Si no les pagan o ganan poco que cambien de trabajo y listo y que no rompan las bolas.

Igual siempre encuentran un motivo para hacer despelote.

Yo también gano poco, pero me las aguanto sin chistar.

Claro que con los adicionales ganaba un poco más y con eso llegaba a fin de mes.

También estaba lo que hacía Norma yendo a planchar dos veces por semana a la casa de la maestra que daba clases en la escuela donde va Pedrito.

Esa también estaba en la manifestación y menos mal que estaba en la otra punta, por que si no seguro que en el amontonamiento algún garrotazo le iba a tener que pegar, total en el despelote y con los cascos ni se iba a enterar quien la surtió.

Terminó de comer, dejó el plato en la piletita y se dirigió al baño.

Se sacó la camisa enfrente del espejo, levanto el brazo y lo víó.

Con razón le había empezado a doler tanto.

Se tocó donde el moretón se había comenzado a expandir y se le escapó un pequeño suspiro de dolor.

-Ese fue el clinudo que revolió el pedazo de baldoza.

-Hijo de puta, mañana no se me escapa, adonde lo vea lo cago a garrotazos.

Se lavó los dientes y se fue a la cama.

-Estás helado, correte un poquito hasta que entrés en calor y ni se te ocurra hacerte el mimoso.

-Uh, Norma que mala onda que sos.

-Es que tenés los pies helados ¿Mañana entrás mas tarde?

-No, hoy habló el gobernador y ya dijo que por ahora no hay plata para pagar los sueldos, así que mañana tenemos ¨ baile ¨ de nuevo.

Se acomodó en un costado de la cama y el sueño lo comenzó a invadir.

-Si, hoy todo había salido bastante bien.

Carlos Ruiz

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