jueves, 29 de abril de 2010

1 de Mayo . Día internacional del Trabajo

El Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo, es la fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial.

Desde su establecimiento en la mayoría de países (aunque la consideración de día festivo fue en muchos casos tardía) por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional celebrado en París en 1889, es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago. Estos sindicalistas anarquistas fueron ejecutados en Estados Unidos por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas, que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket. En la actualidad es una fiesta reivindicativa de los derechos de los trabajadores en sentido general, se celebra muchos de los países.

Llamativamente, en los Estados Unidos no se celebra esta conmemoración. En su lugar se celebra el Labor Day el primer lunes de septiembre desde 1882 en un desfile realizado en Nueva York y organizado por la Noble orden de los caballeros del trabajo ( Knights of Labor, en inglés). El presidente Grover Cleveland, auspició la celebración en septiembre por temor a que la fecha de mayo reforzase el movimiento socialista en los Estados Unidos.

La historia

Los hechos que dieron lugar esta celebración están contextualizados en los albores de la revolución industrial en los Estados Unidos. A fines del siglo XIX .Chicago era la segunda ciudad en número de habitantes de EE.UU. Del oeste y del sudeste llegaban cada año por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando las primeras villas humildes que albergarían a cientos de miles de trabajadores. Además, estos centros urbanos acogieron a emigrantes venidos de todo el mundo a lo largo del siglo XIX.

La reivindicación de la jornada laboral de 8 horas de trabajo duro

Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de 8 horas. El hacer valer la máxima: «ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa». En este contexto se produjeron varios movimientos, en 1829 se formó un movimiento para solicitar a la legislatura de Nueva York la jornada de ocho horas. Anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más de 18 horas, salvo caso de necesidad . Si no había tal necesidad, cualquier funcionario de una compañía de ferrocarril que hubiese obligado a un maquinista o fogonero a trabajar jornadas de 18 horas diarias debía pagar una multa de 25 dólares.

La mayoría de los obreros estaban afiliados a la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo, pero tenía más preponderancia la American Federation of Labor (Federación Estadounidense del Trabajo), inicialmente socialista (algunas fuentes señalan el origen anarquista). En su cuarto congreso, realizado el 17 de octubre de 1884, ésta había resuelto que desde el 1de mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas, yéndose a la huelga si no se obtenía esta reivindicación y recomendándose a todas las uniones sindicales que tratasen de hacer promulgar leyes en ese sentido en sus jurisdicciones. Esta resolución despertó el interés de las organizaciones, que veían que la posibilidad de obtener mayor cantidad de puestos de trabajo con la jornada de ocho horas, reduciendo el paro.

En 1886, el presidente Andrew Johnson promulgó la llamada ley Ingersoll , estableciendo la jornada de ocho horas. Al poco tiempo, diecinueve estados sancionaron leyes con jornadas máximas de ocho y diez horas (aunque siempre con cláusulas que permitían aumentarlas a entre 14 y 18 horas). Aun así, debido a la falta de cumplimiento de la Ley Ingersoll, las organizaciones laborales y sindicales de EE.UU. se movilizaron. La prensa calificaba el movimiento como «indignante e irrespetuoso», «delirio de lunáticos poco patriotas», y manifestando que era «lo mismo que pedir que se pague un salario sin cumplir ninguna hora de trabajo».

La convocatoria de huelga

La "Noble Orden de los Caballeros del Trabajo" (la principal organización de trabajadores en EE.UU.) remitió una circular a todas las organizaciones adheridas donde manifestaba: «Ningún trabajador adherido a esta central debe hacer huelga el 1° de mayo ya que no hemos dado ninguna orden al respecto». Este comunicado fue rechazado de plano por todos los trabajadores de EE.UU. y Canadá, quienes repudiaron a los dirigentes de la Noble Orden por traidores al movimiento obrero.

En la prensa del día anterior a la huelga, el 29 de abril de 1886, se podía leer: «Además de las ocho horas, los trabajadores van a exigir todo lo que puedan sugerir los más locos anarco-socialistas».1 El New York Times decía: «Las huelgas para obligar al cumplimiento de las ocho horas pueden hacer mucho para paralizar nuestra industria, disminuir el comercio y frenar la renaciente prosperidad de nuestra nación, pero no lograrán su objetivo». El Filadelfia Telegram decía: «El elemento laboral ha sido picado por una especie de tarántula universal y se ha vuelto loco de remate: piensa precisamente en estos momentos en iniciar una huelga por el logro del sistema de ocho horas». El Indianápolis Journal decía: «Los desfiles callejeros, las banderas rojas, las fogosas arengas de truhanes y demagogos que viven de los impuestos de hombres honestos pero engañados, las huelgas y amenazas de violencia, señalan la iniciación del movimiento».

El día 1 de mayo, la huelga

En Chicago donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras ciudades del país las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La única fabrica que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola McCormik que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad para la construcción de una iglesia. La producción se mantenía a base de esquiroles. El día 2 la policía había disuelto violentamente una manifestación de más de 50.000 personas y el día 3 se celebraba una concentración en frente sus puertas, cuando estaba en la tribuna el anarquista August Spies sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los scabs (amarillos) comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos.

El redactor del Arbeiter Zeitung Fischer corrió a su periódico donde redacta una proclama (que luego se utilizaría como principal prueba acusatoria en el juicio que le llevó a la horca) imprimiendo 25.000 octavillas. La proclama decía:

Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza!

¿Quién podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al terror blanco respondamos con el terror rojo! Es preferible la muerte que la miseria.

Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los amos lo recuerden por mucho tiempo.

Es la necesidad lo que nos hace gritar: ¡A las armas!.

Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban vasos de vino costosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden...

¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís!

¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!.

La proclama terminaba convocando un acto de protesta para el día siguiente, el cuatro, a las cuatro de la tarde, en la plaza Haymarket. Se consiguió un permiso del alcalde Harrison para hacer un acto a las 19.30 en el parque Haymarket. Los hechos que allí sucedieron son conocidos como Revuelta de Haymarket.

La revuelta de Haymarket

Se concentraron en la plaza de Haymarket más de 20.000 personas que fueron reprimidas por 180 policías uniformados. Un artefacto explosivo estalló entre los policías produciendo un muerto y varios heridos. La policía abrió fuego contra la multitud matando e hiriendo a un número desconocido de obreros.

Se declaró el estado de sitio y el toque de queda deteniendo a centenares de trabajadores que fueron golpeados y torturados, acusados del asesinato del policía.

Estos hechos represivos fueron apoyados por una campaña de prensa con citas como:

Qué mejores sospechosos que la plana mayor de los anarquistas. ¡A la horca los brutos asesinos, rufianes rojos comunistas, monstruos sanguinarios, fabricantes de bombas, gentuza que no son otra cosa que el rezago de Europa que buscó nuestras costas para abusar de nuestra hospitalidad y desafiar a la autoridad de nuestra nación, y que en todos estos años no han hecho otra cosa que proclamar doctrinas sediciosas y peligrosas!

La Prensa reclamaba un juicio sumario por parte de la Corte Suprema, y responsabilizando a ocho anarquistas y a todas las figuras prominentes del movimiento obrero.

El 21 de junio de 1886, se inició la causa contra 31 responsables, que luego quedaron en 8. Las irregularidades en juicio fueron muchas violándose todas las normas procesales de forma y de fondo, tanto que ha llegado a ser calificado de juicio farsa. Los juzgados fueron declarados culpables. Tres de ellos fueron condenados a prisión y cinco a la horca.

Prisión

§ Samuel Fielden, inglés, 39 años, pastor metodista y obrero textil, condenado a cadena perpetua.

§ Oscar Neebe, estadounidense, 36 años, vendedor, condenado a 15 años de trabajos forzados.

§ Michael Swabb, alemán, 33 años, Tipografo, condenado a cadena perpetua.

A muerte en la horca

El 11 de noviembre de 1887 se consumó la ejecución de:

§ Georg Engel, alemán, 50 años, tipógrafa.

§ Adolf Fischer, alemán, 30 años, periodista .

§ Albert Parsons, estadounidense, 39 años, periodista, esposo de la mexicana Lucy Gonzalez Parsons aunque se probó que no estuvo presente en el lugar, se entregó para estar con sus compañeros y fue juzgado igualmente.

§ Hessois Auguste Spies, alemán, 31 años, periodista.

§ Louis Linng, alemán, 22 años, carpintero para no ser ejecutado se suicidó en su propia celda.

Relato de la ejecución por José Martí, corresponsal en Chicago del periódico La Nación de Buenos Aires (Argentina )

...salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: "la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora». Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable...

El Crimen de Chicago costó la vida de muchos trabajadores y dirigentes sindicales; no existe un número exacto, pero fueron miles los despedidos, detenidos, procesados, heridos de bala o torturados. La mayoría eran inmigrantes: italianos, españoles. Alemanes, irlandeses, rusos , polacos y de otros países eslavos.

Consecución de la jornada laboral de ocho horas

A finales de mayo de1886 varios sectores patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas a varios centenares de miles de obreros. El éxito fue tal, que la Federación de Gremios y Uniones Organizadas expresó su júbilo con estas palabras: «Jamás en la historia de este país ha habido un levantamiento tan general entre las masas industriales. El deseo de una disminución de la jornada de trabajo ha impulsado a millones de trabajadores a afiliarse a las organizaciones existentes, cuando hasta ahora habían permanecido indiferentes a la agitación sindical».

La consecución de la jornada de 8 horas marcó un punto de inflexión en el movimiento obrero mundial. El propio Federico Engels en el prefacio de la edición alemana de 1890 de El Manifiesto Comunista dice:

Pues hoy en el momento en que escribo estas líneas, el proletariado de Europa y América pasa revista a sus fuerzas, movilizadas por vez primera en un solo ejercito, bajo una sola bandera y para un solo objetivo inmediato: la fijación legal de la jornada normal de ocho horas, proclamada ya en 1866 por el Congreso de la Internacional celebrado en Ginebra y de nuevo en 1889 por el Congreso obrero de París. El espectáculo de hoy demostrara a los capitalistas y a los terratenientes de todos los países que, en efecto, los proletarios de todos los países están unidos. !Oh, si Marx es tuviese a mi lado para verlo con sus propios ojos

En la actualidad

A lo largo del siglo XX, los progresos laborales se fueron acrecentando con leyes para los trabajadores, para otorgarles derechos de respeto, retribución y amparo social. En la última década del siglo esos progresos retrocedieron bajo la influencia del neoliberalismo.

En la actualidad, muchos países rememoran el Primero de Mayo como el origen del movimiento obrero moderno. Hay algunos que no lo hacen, siendo en general países de colonización británica, como Estados Unidos de Norteamérica y Canadá, que celebran el Labot Day (Día del Trabajo) el primer lunes de septiembre; Nueva Zelanda, el cuarto lunes de octubre. En Australia, cada estado federal decide la fecha de celebración:..

En 1954 el papa católico Pío XII apoyó tácitamente esta jornada de memoria colectiva al declararla como festividad de San José Obrero. Últimamente se viene denominando a este día como Día Internacional del Trabajo.

lunes, 26 de abril de 2010

Quiero ser Luz

Se me está haciendo la noche

en la mitad de la tarde,

no quiero volverme sombra

quiero ser luz y quedarme.

Me fui quemando en la noche

siguiendo la misma senda,

siempre atrás de una guitarra

apagué la última estrella.

No sé qué dicha busqué,

qué quimera,

qué zamba me quitó el sueño,

qué noche mi primavera.

Hoy que me pongo a pensar

sólo converso en silencio,

me miran los ojos de antes

viejos de ausencia y de tiempo.

La misma mirada siempre

de aquellos años tan lejos,

por fin me duermo en la noche

que alumbra el lucero viejo.

No sé qué dicha busqué,

qué quimera,

qué zamba me quitó el sueño,

qué noche mi primavera.

Daniel Reguera

martes, 20 de abril de 2010

El Jinete ( Carlos Ruiz )


Cuando la tarde se inclina
sollozando al occidente,
corre una sombra doliente
sobre la pampa argentina.
Y cuando el sol ilumina
con luz brillante y serena
del ancho campo la escena,
la melancólica sombra
huye besando su alfombra
con el afán de la pena  ( Santos Vega - El alma del payador )


El sol había comenzado a ocultarse hacia el occidente y la noche le había comenzado a ganar la batalla al día.
Era esa imprecisa hora en que las sombras comienzan a alargarse y las jarillas y zampas se confunden con el horizonte.
Corrían los primeros años de la década del sesenta y nos encontrábamos viviendo en ese momento en la casa mi abuelo paterno, el ¨ viejo ¨ Ruiz.
El ¨ viejo ¨ Ruiz tenía un pequeño campo a mitad de camino entre Cerro Policía y Aguada Guzmán y se dedicaba a la cría de ovejas  y por aquel entonces no tendría más de mil quinientos de esos animales y algunos pocos caballos.
La casa en si se encontraba en un descampado que rodeaba las tres o cuatro habitaciones y la cocina echas de adobe que componían toda la construcción.
Atrás de la casa había una pequeña enramada, un corral y unos metros mas allá se encontraba el jagüel de agua salobre de donde se daba a beber a los animales.
El agua dulce para consumo humano se tenía que traer en un pequeño tanque montado sobre un carro que se tiraba por caballos desde el campo del vecino más cercano, un ¨ turco ¨ que estaba a una o dos leguas de distancia hacia el oeste.
El terreno en esa parte de la Patagonia es totalmente plano y no hay nada de nada por leguas y leguas que se pueda tomar como referencia, para guiar a aquellas personas que no fueran del lugar.
A esto hay que agregarle la vegetación que es mas bien escasa y achaparrada, casi totalmente compuesta por jarillas, zampas, coirón, algunos matasebos y unos pocos alpatacos.
En estos lugares los dispersos crianceros viven prácticamente de la cría de ganado ovino y un poco menos del ganado caprino.
Por la escasez de lluvia son campos con muy poca pastura lo que hace que sea casi imposible la cría de vacunos.
La mayoría de los escasos vecinos se encuentran como mínimo a unas dos o tres leguas uno de otro por lo que pueden pasar meses sin que uno pueda llegar a cruzarse con otro a no ser que por alguna causa en especial uno decida ir a visitar a alguien.
Como les contaba la casa estaba entre esos caseríos llamados Cerro Policía y Aguada Guzmán en plena estepa patagónica.
Aún hoy estos ¿pueblos? son un pequeño conglomerado de casas que se levantó desperdigado cerca de algún negocio que puso algún ¨ turco ¨, por lo general cerca de algún lugar donde hay ese escaso bien que es el agua dulce, siempre proveniente de alguna vertiente por que allí no hay ni ríos ni arroyos.
Con el tiempo se agregó alguna pequeña escuela que también es albergue para los chicos que vienen desde larga distancia, y un pequeño destacamento policial donde un par de milicos se aburren horrores esperando que algún paisanito se ponga
¨empedo¨ para aplicarle el rigor de la ley.
Una vez descrípto el lugar y su entorno, les comento que aquel día los que estábamos en la casa éramos mi abuelo, mis padres, un hermano de mi mama y yo con mis escasos cinco ó seis años.
El día anterior el Eulogio que era un primo de mi mamá había viajado a caballo hasta Cerro Policía que está a unas cinco leguas de distancia por lo que no lo esperábamos por un par de días.
Como les contaba, había comenzado a oscurecer cuando escuchamos ladrar a los perros.
Salimos afuera y vimos que un jinete se acercaba al paso con otro caballo de ¨ tiro ¨.
-Debe ser el Eulogio, comentó alguien, un poco extrañado por que todavía era muy pronto para que volviera.
Nos quedamos todos afuera de la casa y vimos que el jinete pasaba cerca del jagüel, y rodeando el corral se dirigía hacia la pequeña ramada que estaba atrás de la casa donde siempre se desensillaban los caballos.
En estos lugares y sobre todo al atardecer el silencio, para los que no están acostumbrados puede llegar a ser desesperante y cada pequeño ruido se potencia.
Los perros seguían ladrando al jinete cuando el sonido de los cascos de los caballos los comenzamos a sentir rodeando la casa.
Luego sentimos el ruido de alguien apeándose en la enramada y de a poco los perros se comenzaron a callar.
-fue a desensillar los caballos, dijo mi abuelo y cada uno volvió a lo que estaba haciendo.
Pasó un rato y nos comenzó a extrañar de que el Eulogio no viniera hacia la cocina por que los ruidos en la enramada ya habían cesado.
-¿Qué pasó? ¿Por qué no viene?
Uno fue hasta la enramada a ver que pasaba.
-No hay nadie.
-¿Cómo? ¿y a donde fue?
Fuimos todos hasta la enramada donde solo se encontraban unos perros aún inquietos pero del jinete y sus caballos no había ni noticias.
Volvimos todos hasta la cocina, y esa noche comimos todos en el mayor de los silencios.
¿Qué había pasado?
¿Era posible que alguien pasara ya de casi de noche y no entrara a la casa?
Como les contaba aún hoy ese es un lugar muy especial, donde los que viven en esas inmensas soledades se conocen todos y nadie pasaría cerca de la casa de nadie sin bajarse aunque sea a saludar.
Al jinete lo vimos todos, sentimos a los perros ladrar y los ruidos de los cascos de los caballos yendo hasta la parte de atrás de la casa.
Sentimos el ruido de alguien desensillando en la enramada y a los perros que seguían ladrando, luego el silencio y el misterio de alguien que nunca llegó.
Por otra parte la casa de mi abuelo no estaba en el camino hacia ningún lugar habitado por lo que nadie debería pasar por ahí hacia otro lado, y por otra parte si así lo hiciera hubiera echo noche ahí por que por ese rumbo solo se iba hacia la costa del Limay, pero eso quedaba a mucha distancia como para hacerlo en medio de la noche.
-Son cosas que se suelen ver por estos lugares comentó mi abuelo, como acostumbrado a estos sucesos.
-Por acá siempre se ven cosas.
-Sin ir mas lejos hace un tiempo atrás una noche de luna llena pasó un jinete al galope por delante de la casa sin mirar hacia acá y los perros lo siguieron un trecho hasta que yo los llamé.
-Al otro día uno de ellos amaneció enfermo y en un par de días se comenzó como a secar de un costado sin que pudiéramos hacer nada para salvarlo.
Yo era muy chico, pero jamás se me olvidó este extraño suceso y aun hoy ocasionalmente lo solemos comentar con mis padres, y ellos siempre dicen lo mismo: en el campo ¨ siempre se ven cosas ¨
Al atardecer del otro día volvió el Eulogio.

Carlos Ruiz

miércoles, 14 de abril de 2010

Un día movidito ( Carlos Ruiz )

Hace frío. Un viento helado corre por las calles solitarias.

Pone una de las manos en el bolsillo de la campera y pedalea rápido mientras fuerza la mirada tratando de esquivar los pozos de la calle.

-¿Cuando mierda van a poner una buena luz en las calles del barrio?

Quería llegar lo más rápido posible, era más de la media noche y en todo el día no había visto a sus hijos por que había salido muy temprano.

El día había estado movidito, pero todo había salido bien.

Llegó hasta el portoncito de entrada y cuando lo empujó, este se cayó hacia uno de los costados.

-Portón de mierda, si no fuera tan tarde y todos estuvieran durmiendo te cago a patadas.

Si el fin de semana no hago adicional en la cancha lo voy a arreglar, pensó, sabiendo que eso mismo ya lo había dicho otras veces.

Metió la llave en la cerradura y abrió lentamente la puerta tratando de hacer el menor ruido posible.

Adentro hacía casi tanto frío como afuera y al encender la luz vio que las paredes de la cocina estaban medio brillantes por la humedad.

Acomodó la bicicleta contra una de las paredes y luego cruzó la pequeña puerta que llevaba al dormitorio.

En realidad no había puerta, solo era una cortina que tapaba la abertura que separaba los dos ambientes.

Sin prender la luz y solo con la claridad que llegaba de la cocina, se acercó a la cama donde dormían Pedrito y Mario y les dio un beso en la frente, les acomodó el acolchado y luego se acercó a la cama matrimonial.

Norma entreabrió los ojos y esbozó una sonrisa cuando sintió sus labios sobre la frente.

-¿todo bien?

-Si, dormí. Como algo y me acuesto.

Volvió a la cocina y fue hasta la heladera a ver que le habían dejado, aunque por la altura del mes sabía que no debería tener muchas expectativas en cuanto al menú.

En una pequeña fuente había media tortilla de papas y un poco de pollo.

Pensó en calentarlo un poco pero le dio fiaca y lo puso directamente sobre la mesa.

-Bah, me lo como frío, total tengo más sueño que hambre.

Buscó unos cubiertos y se sentó a la mesa.

En ese momento se dio cuenta que no se había sentado en todo el día.

Primero estuvieron parados unas tres horas enfrente de la municipalidad y luego fue un ir y venir por todo el centro de la ciudad.

Comió lentamente y se comenzó a relajar.

Recién ahora le había comenzado a bajar la adrenalina y comenzaba a sentir algunos dolores en el cuerpo.

Mientras comía se sacó los borceguíes.

A pesar de que hacía frío, sintió un alivio en los pies.

Peor era en el verano pensó, porque usaban los mismos borceguíes y se le cocinaban los pies con el calor.

¿Quien habrá sido el hijo de puta que diseñó estos botocos todos cerrados que en el verano nos llenan las patas de hongos?

De todas maneras tener estos botocos tiene sus ventajas, pensó mientras se sonreía.

-Jejeje, que patada le di en el orto a ese guachito cuando se trastabilló tratando de escapar.

-Ese ahora debe estar peor, seguro que no se debe poder ni sentar.Le arremangué las hemorroides de un patadón al infeliz.

Fue hasta la heladera y sacó la cajita de vino tinto, todavía le que quedaba un poco.

-Seguro que hoy no vino mi suegro, si no el viejo pelotudo se lo hubiera terminado.

-¡¡como chupa ese viejo!!

Llenó el vaso y se tomó un trago lentamente.

Suspiró mientras miraba la mancha de humedad que dibujaba un raro contorno en el cielorraso.

-La puta, ojalá me toque una casa cuando entreguen esas viviendas que están haciendo del otro lado del canalito.

Aunque últimamente estaba medio desilusionado, por que en las dos entregas anteriores ni figuró en el listado.

A que a esa vieja cornuda que lo escupió ya le dieron una casa.

-Muchachos, vengan de este lado, que ustedes también son trabajadores y también son el pueblo y sufren igual que nosotros las barbaridades que hace este gobierno, decía la vieja.

-Anda a cagar vieja zurda de mierda, en cuanto avances medio metro más te cago un palo en medio de las costillas, murmuró por la bajo.

La huelga ya llevaba casi un mes, y por culpa de estos zurdos de mierda estaban recontra recargados.

Si no les pagan o ganan poco que cambien de trabajo y listo y que no rompan las bolas.

Igual siempre encuentran un motivo para hacer despelote.

Yo también gano poco, pero me las aguanto sin chistar.

Claro que con los adicionales ganaba un poco más y con eso llegaba a fin de mes.

También estaba lo que hacía Norma yendo a planchar dos veces por semana a la casa de la maestra que daba clases en la escuela donde va Pedrito.

Esa también estaba en la manifestación y menos mal que estaba en la otra punta, por que si no seguro que en el amontonamiento algún garrotazo le iba a tener que pegar, total en el despelote y con los cascos ni se iba a enterar quien la surtió.

Terminó de comer, dejó el plato en la piletita y se dirigió al baño.

Se sacó la camisa enfrente del espejo, levanto el brazo y lo víó.

Con razón le había empezado a doler tanto.

Se tocó donde el moretón se había comenzado a expandir y se le escapó un pequeño suspiro de dolor.

-Ese fue el clinudo que revolió el pedazo de baldoza.

-Hijo de puta, mañana no se me escapa, adonde lo vea lo cago a garrotazos.

Se lavó los dientes y se fue a la cama.

-Estás helado, correte un poquito hasta que entrés en calor y ni se te ocurra hacerte el mimoso.

-Uh, Norma que mala onda que sos.

-Es que tenés los pies helados ¿Mañana entrás mas tarde?

-No, hoy habló el gobernador y ya dijo que por ahora no hay plata para pagar los sueldos, así que mañana tenemos ¨ baile ¨ de nuevo.

Se acomodó en un costado de la cama y el sueño lo comenzó a invadir.

-Si, hoy todo había salido bastante bien.

Carlos Ruiz

lunes, 12 de abril de 2010

Un Gran Amor ( Carlos Ruiz )

Fue allá por 1974

Yo en ese entonces tenía unos 17 años.

Aunque el amor puede llegar a cualquier edad, es seguramente durante la adolescencia cuando estamos más propensos a enamorarnos de tal modo que nos parece que no puede haber otro amor así.

En aquel tiempo ya tenía algunos flirteos en mi viejo barrio Quintú Panal, y los fines de semana solía desandar ilusionado ese pequeño trecho que separaba mi casa de la de mi primer amor-

Pero un día a mediados del ’74 apareció en mi vida.

Creo, no, mejor dicho, no creo, estoy seguro de que fue un amor a primera vista

Y fue un amor tan grande como difícilmente se pueda describir

Por que cuando un amor es tan grande como este es muy difícil de comprender.

Pasaron los años, y en vez de disminuir como pasa a veces, el amor fue creciendo.

Por supuesto, como todo amor tuvo sus altas y sus bajas.

Como todo nuevo amor en el primer momento todo era expectativa, y cada cosa que pasaba era una novedad que disfrutábamos a pleno.

Al principio hubo momentos donde las expectativas eran mayores que las cosas que alcanzábamos, pero esto no hacía si no incrementar el deseo de estar con vos.

Luego allá por los finales del los ’70 cuando vivimos uno de esos momentos inolvidables en nuestra vida de pareja.

Y no es que en ese momento te quisiera mas que al principio, si no que las circunstancias hacían que este amor lo pudiéramos disfrutar a pleno.

Aparte fue una especie de revancha, sobre todo con nuestros malos vecinos, esos que se reían de nuestro amor y que con una sonrisa socarrona disfrutaban de nuestros malos primeros pasos.

Pero ahora si, podíamos gritar a viva voz nuestro amor incondicional, ese que se había forjado en las horas no tan buenas, y éramos nosotros ahora quienes podíamos mirarlos de reojo con una sonrisa socarrona disfrutando de su dolor y la envidia que le daban nuestros logros mientras caminábamos tomados de la mano por la ancha avenida de la felicidad.

Después llegaron otros momentos felices y otros que no lo fueron tanto.

Y llego el momento de sufrir esos malos momentos casi en soledad.

Los fines de semana caminaba solo hasta tu casa y allí casi en silencio disfrutábamos de nuestro amor.

Siempre se me vienen a la cabeza esas soleadas tardes de otoño, cuando casi en soledad yo me sentaba en tu regazo y aunque sea por un par de horas me dibujabas una sonrisa en la cara por el solo echo de estar juntos.

Luego también casi en soledad volvía a mi casa esperando ya desde ese momento que llegara otra vez el fin de semana para volver a estar con vos

Los años pasaron, formé una familia y mi esposa que siempre supo de ese amor que nunca le oculté, me supo comprender y siempre también supo que iba a tener que aprender a compartir mi corazón.

Luego llegaron los hijos, a quienes también les conté de ese amor, y ellos de a poquito aprendieron a quererte.

Al principio tímidamente y luego al crecer comprendieron el por que de mi pasión por vos y ahí entonces ellos también se dieron cuenta de que en la vida se podía amar mas allá de la razón.

Ahora me doy cuenta que ya han pasado casi 36 años de la primera vez que estuvimos juntos y que te sigo amando como la primera vez, por que hay algo en la vida que nunca se deja de amar mas allá de todo lo que pueda pasar , y esos son los colores del club del cual somos hinchas.

A mi amor incondicional: el Club Deportivo Roca, el glorioso naranja.

A ese color naranja que amo tanto como a Graciela y mis hijos, y que ellos también aprendieron a amar.

A esos colores que me han dado tantas alegrías como tristezas.

Por ese color naranja por que tantas veces he llorado ya sea de tristeza o de alegría.

Por que se puede dejar de amar a la esposa, a los hijos, a la madre, pero hay algo que nunca dejaremos de amar: Los colores de nuestro club.

Gracias Naranja por dejarme amarte así.

(El club Social y Deportivo Roca, nació en el año 1974, de la fusión de otros tres clubes de mi ciudad y adoptó el color naranja en sus camisetas, algunos dicen que fue en homenaje a ese tremendo equipo que fue la selección de Holanda de Johan Cruyf y cía)

martes, 6 de abril de 2010

La guerra del Paraguay

La Guerra de la Triple Alianza (1865 – 1870), llamada por los paraguayos Guerra Grande o Guerra contra la Triple Alianza, por los brasileños Guerra do Paraguai y por los uruguayos y argentinos Guerra del Paraguay, fue la guerra en la cual la Triple Alianza —una coalición formada por Brasil – Uruguay (adherentes al partido colorado uruguayo) y Argentina luchó militarmente contra el paraguay .

Existen varias teorías respecto de los detonantes de la guerra. En esencia, el revisionismo argentino y la visión tradicional paraguaya atribuyen un papel preponderante a los intereses del imperio británico. La visión alternativa pone el acento en la agresiva política del mariscal Solano López respecto de los asuntos rioplatenses. Comenzó a fines de 1864 con las acciones bélicas entre Brasil y Paraguay; a partir de 1865 ya puede hablarse de «Guerra de la Triple Alianza».

Desarrollo

En el periodo inmediatamente posterior a la independencia de América, Paraguay tuvo un duro régimen dictatorial de más de treinta años encabezado por el Doctor Gaspar Rodriguez de Francia, intelectual paraguayo, considerado como una de las personas más ilustres de América del Sur, pero a su vez conocido por su despotismo y tiranía. Al final de su mandato, el país pudo romper décadas de aislacionismo y reabrir sus fronteras con sus vecinos. El resultado de más de treinta años de encierro, aunque para muchos parezca paradójico, fue la construcción de los cimientos para que, en las dos décadas siguientes, el país se convirtiera en uno de los más florecientes de América.

A la muerte de Francia, le sucedió Carlos Antonio López, que impulsó notablemente el desarrollo socio-económico de Paraguay. Las relaciones internacionales se desarrollaron con rapidez, los productos distintivos del Paraguay tales como el tabaco guaraní, la yerba mate ), y el muy apreciado algodón paraguayo recorrían Europa y otras partes del mundo.

La primera línea ferroviaria, los primeros telégrafos y la primera fundición de hierro de toda Sudamérica se instalaban en las ciudades de Asunción e Ybycuí, mientras que el primer buque hecho en Latinoamérica y uno de los primeros del continente (desde la independencia), el Yporá , con una fornida coraza de acero, era botado en los astilleros de Asunción. Semanas antes de la muerte de Carlos Antonio López, el Paraguay era un país sin desempleados ni deuda externa. La educación era obligatoria y gratuita con casi 30.000 niños en las escuelas (resultado obtenido en menos de 15 años). Las industrias textiles, siderúrgicas y de la construcción empezaban a dar sus primeros pasos, favorecidas por las políticas proteccionistas implantadas. El Estado poseía grandes terrenos que arrendaba a los campesinos para que cultivara las llamadas estancias de la patria. Todo indicaba que el Paraguay se convertiría en un punto de referencia en la economía de los países del Nuevo Mundo.

Carlos Antonio López redactó un pliego constitucional con el cual designaba a su hijo, el brigadier Francisco Solano López , presidente provisorio, siendo obligatoria la convocatoria de una Asamblea Constituyente para la formación de un nuevo gabinete. Las últimas palabras del padre al hijo fueron: «Nunca olvide usted que la pluma es siempre más sabia y siempre resuelve mejor los problemas que la espada. Así pues, úsela con bravura pues con ella jamás le faltará la razón». El 5 de septiembre de 1862 fallecía uno de los máximos estadistas del continente, hombre poco conocido por la Historia Universal. En noviembre del mismo año, la Asamblea Constituyente resuelve nombrar a Francisco Solano López como presidente del Paraguay.

Como «Guerra de la Triple Alianza» el conflicto se desencadenó cuando el mariscal Francisco Solano López , presidente paraguayo, decidió acudir en ayuda del gobierno ejercido por el partido Blanco (o Nacional) del Uruguay, en guerra civil contra el Partido Colorado, apoyado militarmente por Brasil. Solano López solicitó al presidente argentino Bartolomé Mitre, el permiso para que sus tropas atravesaran la provincia de Corrientes rumbo al Uruguay para colaborar en la Defensa de Paysandú. Mitre negó tal permiso, puesto que permitir que tropas beligerantes atravesaran por su territorio hubiese constituido un abandono de la posición hasta entonces neutral de la Argentina, y porque simpatizaba con el Partido Colorado del Uruguay.

Ante la negativa mitrista, tropas paraguayas ocuparon la provincia argentina de Corrientes, lo cual forzó a Argentina a entrar en la guerra, aliada con Brasil, aunque la entrada en el conflicto fue impopular (hasta el punto de que gran parte de las tropas enviadas lo fueron forzadamente y estaban compuestas en gran medida por hombres de origen africano, esto explica por qué uno de los motes que recibieron estas tropas fuera el de cambás). Brasil se favoreció entonces con la entrada de un nuevo aliado en la conflagración. La financiación de la guerra se obtuvo mediante empréstitos de firmas británicas, que veían conveniente el conflicto contra Paraguay, uno de los pocos países que no había caído bajo su tutela económica, gracias al proteccionismo que había llevado al Paraguay un gran desarrollo económico en comparación con otros estados sudamericanos.

La guerra terminó —en el combate de Cerro Corá— con una derrota total de Paraguay, que conllevó incluso un desastre demográfico: la población del país, aproximadamente 1.525.000 personas antes de la guerra, fue reducida a unos 221.000 luego de ella (1871), de los que solamente unos 28.000 eran hombres. Según otras fuentes, murieron cinco sextas partes de su población. Otros historiadores, como el argentino Felipe Pigna, ajustan estas cifras a 1.300.000 habitantes antes de la guerra, quedando reducida a 300.000 después de la misma, la mayoría sólo niños y mujeres.

Paraguay perdió gran parte de su territorio (169.174 km²) y fue obligado a pagar una abultada indemnización de guerra: el préstamo de 200.000 libras Esterlinas recibido de Inglaterra debió saldarse con refinanciaciones llevando a suma a 3.220.000 libras esterlinas. (Aun hoy Paraguay sigue pagando las consecuencias de aquella guerra, su población es una de las menores de América, su deuda es abultadísima y su población una de la más pobre de todo el continente)